Aunque los hechos deben situarse en abril de 2007 en una estación de Washington, os resumo ahora con brevedad la prueba del Washington Post. El violinista estadounidense Joshua Bell interpretó, en la localización mencionada, seis piezas de Bach durante una hora para unos 2.000 transehuntes, entre ellos unos niños que se detuvieron a observar al músico siendo después apartados por sus padres. Cuando el músico dio por finalizada su interpretación en el metro, sólo seis personas se habían detenido a escucharlo, recogiendo un total de 32 dólares. No recibió ninguna obación y sólamente una señora sorprendida le había reconocido.
Joshua Bell, considerado uno de los mejores violinistas del mundo, había agotado todas las entradas de un teatro de Boston dos días antes interpretando las mismas piezas que interpretó en el metro, usando para ello su violín Stradivarius de 1713 valorado en 3,5 millones de euros.
Sinceramente, tenemos que empezar a plantearnos el ritmo de vida que llevamos, el cual no nos permite fijarnos en algo espectacular aunque pasemos a su lado.
Aquí os dejo un resumen visual del experimento:
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